miércoles, 8 de julio de 2009

Con las manos desnudas

Manos que dan la mitad del agua
Una sonrisa para quien la sepa mirar
Que brota de ellas;
La mitad del fuego
Un beso para quien lo sepa besar
Que emana desde sus poros.
Y una flor...

Manos que piden
Ávidas
De fertilizar su capacidad de sorpresa
La mitad de lo que le quieran dar
Si una sonrisa, si un beso
O sólo el perfume
De la más hermosa negra flor.

Manos que escriben
Ríos de palabras teñidas
Y pegan sellos, urgentes y certificados;
Que teclean,
Al ritmo del piano del viejo perdedor
Por los mares
Cibernéticos de la comunicación
En busca permanente
De algún receptor;
Que firman papeles y contratos
Excepto aquellos que hablan
De la posesión de amar.

Manos llenas de proyectos constelados
A veces congelados
De lluvias y de estrellas
En cada dádiva, en cada intento.

Manos vacías de pretéritos y banderas
De prejuicios fobos, de jaulas y peceras.

Manos que golpean
El silencio y sus propias cicatrices;
Que se resisten
A la sumisión mientras les quede
Una gota de sangre, o de deseo.

Manos que se abrazan al vacío
Al abismo de una mirada furtiva que transita
Agazapada, por los andenes de la locura.

Manos que disparan
Contra la brevedad de un instante, fotografías
Como testimonio o desafio al tiempo.

Manos que pintan de colores
Las esquinas del absurdo y en cada pincelada
Ora un grito visceral y desgarrado
Ora una lágrima cuan saxo tenor
Denso y salado.

Manos que acarician...otras manos.

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